Sarajevo es una capital única en Europa por sus marcadas raíces turcas e islámicas. Deambular por sus callejuelas y conocer sus elegantes cafés y su vida nocturna es pasear entre oriente y occidente, entre el pasado y el futuro. Baščaršija, el antiguo y bullicioso barrio turco, es un laberinto de patios y calles peatonales con pavimento de mármol llenas de mezquitas, artesanos del cobre, joyerías y restaurantes.
A orillas del río y en las avenidas Ferhadija y Maršala Tita abunda la arquitectura austrohúngara. Y como prueba de la tolerancia religiosa de Sarajevo, en un par de manzanas se encontrarán varias mezquitas, una sinagoga, la catedral ortodoxa de 1872, y la catedral católica.
Sarajevo ha dejado atrás, sin olvidar, uno de los más terribles capítulos de la historia reciente europea para convertirse en una capital amable, abierta y próspera.