Este es, sin duda, uno de los destinos más apetecidos y románticos de Europa. También conocida como Thera, Santorín y Thira, Santorini es una isla sin igual: sus casas agarradas a las laderas de sus escarpados acantilados, sus espectaculares vistas, y sus pueblitos que parecen salidos de una película.
Viajeros y turistas de todo el mundo inundan sus callejuelas cada verano, lo cual hace que, si uno no se sabe mover, la experiencia de un atardecer de postal pueda convertirse en una pesadilla. Sin embargo, más allá de los clicks de las cámaras de los turistas hay una isla poco explorada, de pequeños molinos, olivares e iglesias de pesebres que hace de Santorini, no solo la joya de las islas griegas, sino de todo el Mediterráneo.